Reseña introductoria por Ana Rosa Valdez
Desde hace varios años, Adrián Balseca (Quito, 1989) investiga la historia del extractivismo en el Ecuador y la devastación ambiental provocada en la Amazonía. Su trabajo visual señala las paradojas de la promesa de desarrollo que trajo consigo el proyecto civilizatorio de la modernidad que, además de aspirar a beneficios económicos y sociales, alienta la depredación de los ecosistemas naturales y la expropiación o intervención de territorios ancestrales o campesinos por parte de una alianza estatal-empresarial. Propuestas como Mar cerrado (2016), La piel del trabajo (2016), Grabador Fantasma (2018) y la exposición “Estela Blanca” (Ginsberg Galería, Lima, 2019) nos invitan a seguir la pista de la explotación del caucho y el petróleo en distintos lugares de la geografía local, mientras que Medio Camino (2014) y El condor pasa (2015) revisitan el fracaso de los proyectos de industrialización automotriz que surgieron en el contexto del boom petrolero de los setenta.
Aunque las investigaciones de Balseca recurren al conocimiento que sobre estos temas puede proporcionar la historia, la antropología y otras ciencias sociales, son las imágenes las que proveen sus referentes primordiales: fotografías documentales, ilustraciones, portadas de publicaciones, productos de diseño gráfico y obras artísticas de variada índole. Las visualidades e imaginarios de la modernidad y el extractivismo ocupan el centro de sus reflexiones artísticas.
Su más reciente exposición, Plantasia Oil Co., presentó un jardín inusual en donde converge la domesticación del mundo vegetal y la productividad de la industria extractiva, y que curiosamente apela a la capacidad de los seres vivos de adaptarse y recuperar espacios para su propia existencia. La muestra se realizó en la galería N24 entre enero y febrero de 2021.
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Adrián Balseca. PLANTASIA OIL Co. Vista general de la exhibición PLANTASIA OIL Co., N24 Galería de Arte. 2021. Fotografía: Alexander Alcocer, N-24 Galería, 2021.
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La curaduría fue realizada por el Colectivo Rewilding, integrado por Sara Garzón, Ameli Klein y Sabina Oroshi. Inicialmente, ellas se interesaron en la obra Mar Cerrado y a partir de allí empezó un diálogo con el artista. Le extendieron una invitación para participar en la muestra “El impulso cartográfico” que debía inaugurar en Venecia en el 2020. Aunque esta iniciativa se canceló por la pandemia del Covid-19, ellas mantuvieron un intercambio permanente con Balseca. Consideraban importante pensar la historia del extractivismo en el Ecuador y la noción de naturaleza y paisaje promovida desde el Estado nación, así como cuestionar las políticas neoliberales que definen a la naturaleza como “recurso” en la era del petrocapitalismo. Uno de los propósitos del colectivo curatorial precisamente es problematizar las representaciones de la naturaleza y cómo se concibe socialmente lo natural, según refiere Garzón.
Plantasia Oil Co. llamó la atención de las curadoras porque alude a la noción de rewilding que da nombre al colectivo, y que se refiere al retorno de un estado prístino de la naturaleza, un concepto que ellas se plantean problematizar. Para Garzón, es preciso buscar espacios de resistencia, como el que propone la obra de Balseca, pero también observar los problemas ambientales desde la ambigüedad y las contradicciones.
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Adolfo Maldonado / Clínica Ambiental. Proyección de diapositivas, c. 1987 – 1992. Cortesía: Archivo Visual Amazónico, 2020.
Adrián Balseca. Archivo de libros sobre la explotación petrolera en el Ecuador. Colección personal de Adrián Balseca y Germánico Salgado. Fotografía: Alexander Alcocer / N24 Galería de Arte
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La muestra incluye una selección de fotografías del norte de la Amazonía Ecuatoriana en donde se refleja la devastación ecológica provocada por la explotación de crudo. Las imágenes pertenecen al Archivo Visual Amazónico y fueron tomadas por Adolfo Maldonado, médico español-ecuatoriano, miembro de la organización Acción Ecológica, que desde la década de los ochenta ha impulsado investigaciones y programas de salud en esa zona como la Clínica Ambiental. Este proyecto “tiene su sede principal en Lago Agrio, zona afectada por las actividades petroleras, las aspersiones aéreas del Plan Colombia, el uso indiscriminado de pesticidas en monocultivos,… y surge como una propuesta de reparación desde dentro y desde abajo, que incluya al suelo, las plantas, los animales, y el tejido social, en definitiva los socioecosistemas”, según informa su sitio web.
La exposición también presenta una selección de libros publicados en los años sesenta y setenta (década del boom petrolero en el Ecuador), entre las que resaltan Problemas petroleros ecuatorianos de Rodrigo Cabeza (1968), El petróleo ecuatoriano y la miseria nacional (1960) y El Petróleo (1976) de Julio César Granja, y cuatro ediciones de El festín del petróleo (1972) de Jaime Galarza,. Algunos de estos materiales bibliográficos son propiedad de Balseca y han sido de utilidad en sus anteriores pesquisas.
A continuación, compartimos el texto curatorial de Collective Rewilding (inédito en español), un registro fotográfico realizado por Alexander Alcocer y Martina Álvarez Orska, y un extracto del Archivo Visual Amazónico escrito por la historiadora Elena Gálvez.
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Adrián Balseca. PLANTASIA OIL Co. Vista general de la exhibición PLANTASIA OIL Co., N24 Galería de Arte. 2021. Fotografía: Alexander Alcocer, N-24 Galería, 2021.
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PLANTASIA OIL Co.: Jardines en la era del Petrocapitalismo
El diseño de paisajes y jardines ha desempeñado un papel estético esencial en la historia del arte y la arquitectura. Sin embargo, la función de los jardines en la contemporaneidad ha adquirido mayor relevancia en estos dos últimos años frente a la destrucción ambiental y las nuevas restricciones del confinamiento. Despojados de una estética modernista, al transitar entre la utopía y la distopía, los jardines hoy como PLANTASIA OIL Co. del artista ecuatoriano Adrian Balseca proporcionan la posibilidad de un lugar alternativo: una heterotopía para vivir en un mundo de crisis. No obstante, dicha posibilidad no radica en la existencia de los jardines como lugares idealizados, sino en espacios en los que se representa la potencialidad de lo natural.
Al subrayar la antinaturalidad de los jardines modernos, el nuevo proyecto PLANTASIA OIL Co., nos aporta la idea del jardín como una heterotopía que crece dentro de los desechados tarros producidos por la misma economía petrolera que erigió las ciudades como monumentos de la Modernidad. Tomando en cuenta las complejidades de la ciudad moderna, las heterotopías, según Foucault, son sitios que cuestionan los espacios normativos del desarrollo urbano (Foucault 1986, p. 22-7). Estos lugares, sin embargo, no solo son sitios de resistencia pero se caracterizan por ser lugares de inconmensurabilidad y contradicción. Si bien, uno puede leer muchos espacios como heterotópicos, la precariedad de la urbe ha transformado los jardines en sitios de refugio ante los espacios tanto públicos como domésticos que se parvifican limitando cada vez más la experiencia humana ante su entorno. El jardín de Balseca, como un espacio heterotópico, por ende, contrasta aquellas ilusiones de progreso, futuro e innovación que el ethos moderno prometía, pues es ante su evidente decadencia que se requieren nuevas formas de relacionamiento y compromiso con lo natural: relaciones que nos permitan redefinir los límites entre lo humano y lo no humano. El jardín, en este sentido, nos presenta una visión de la destrucción al mismo tiempo que sugiere la capacidad de restitución de lo natural, aunque esta acentúe las numerosas contradicciones de nuestra relación con el medio ambiente.
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Adrián Balseca. PLANTASIA OIL Co. Vista general de la exhibición PLANTASIA OIL Co., N24 Galería de Arte. 2021. Fotografía: Alexander Alcocer, N-24 Galería, 2021.
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Erigida a partir del auge petrolero del siglo XX, la expansión urbana latinoamericana fue, también, el resultado de la ideología moderna que, al apresar el propio ecosistema, deseaba suprimir la naturaleza del hombre buscando así una fórmula idónea de distribución y administración social. Introducidos dentro de la esfera pública de la ciudad moderna, el diseño de paisajes en el espacio urbano ha respondido a una pintoresca noción de la naturaleza como una entidad paradójicamente indomable. En ese sentido, la instalación hace frente a la destrucción ambiental desafiando lo que el historiador David Arnold denominó Tropicalidad, refiriéndose a la representación particular del “paisaje tropical” desde una visión exótica de la naturaleza como un desierto indómito esperando ser descubierto (Arnold 2000, p. 6-18; Stepan 2001, p. 13). El resultado final de la “tropicalidad” es ahora evidente de la forma en que el Archivo Visual Amazónico, presentado a lo largo de la instalación, demuestra las consecuencias dañinas de la representación de lo natural como un recurso o paisaje exótico pero ilimitado. Es así que el ordenamiento de la naturaleza en motivos exóticos y su distribución en formas estéticas ha sido instrumentalizada por el gran proyecto Moderno para enaltecer a la ciudad como emblema del progreso con sus hoteles, centros comerciales y ciudadelas universitarias. Sin embargo, siendo que al contrario, las ciudades ahora constituyen realidades asfixiantes de precariedad, violencia ambiental y desigualdad, proyectos como PLANTASIA OIL Co. en su colaboración con el Archivo Visual Amazónico ponen de manifiesto cómo, no los trópicos, sino su representación, han jugado históricamente un papel importante en la noción de desarrollo que hoy hacen del futuro un horizonte insostenible.
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Adrián Balseca. Jardín I (PLANTASIA OIL Co. 2021), Detalle. Fotografía: Martina Alvarez Orska, 2021.
Adrián Balseca. Jardín I (PLANTASIA OIL Co.), Detalle. 2021. Fotografía: Martina Alvarez Orska, 2021.
Adrián Balseca. Jardín I (PLANTASIA OIL Co.), Detalle. 2021. Fotografía: Martina Alvarez Orska, 2021.
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Las colecciones de plantas endémicas de la Amazonía que componen la instalación, no emulan entonces el interés botánico que los renombrados arquitectos y diseñadores del paisaje desarrollaron en los siglos XIX y XX. Más bien, el artista las incorpora dentro de los restos de metal que ha dejado el petromodernismo. Sembradas en latas de aceite de motor y lubricante industrial, pesticidas y solventes de limpieza producto de corporaciones transnacionales, el artista expone en forma de macetas a quienes han explotado petróleo en el Amazonas Ecuatoriano desde 1967. Este jardín, por lo tanto, crece como una forma de responsabilización contra la deforestación, la contaminación y el extractivismo que ha venido destruyendo la Amazonía y el ecosistema en general. Además, la siembra de caucho, balsa, cacao, chuchuhuasi, guayacán, guayusa, quinua y otras joyas de la Amazonia, ponen en duda la idea de la naturaleza tropical como un mero ornamento del modernismo. Así, la instalación representa un jardín interior conformado por una vegetación endémica sembrada en latas modificadas. Desde esta perspectiva, la visión antinatural del jardín invita a nuevas formas de estar entre las plantas, entre la inteligencia de la vida y lejos de la representación excesivamente “naturalista” de los trópicos.
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Adolfo Maldonado / Clínica Ambiental. Mechero después de arder una piscina de residuos, Pacayacu, Lago Agrio, Sucumbíos, c. 1987 – 1992. Cortesía: Archivo Visual Amazónico, 2020.
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Para dar un contexto amplio y mostrar visualmente la historia del extractivismo en Ecuador, la exposición presenta ochenta diapositivas fotográficas que, en colaboración con el Archivo Visual Amazónico, narran los destructivos efectos de las corporaciones transnacionales en territorio ecuatoriano entre 1987 y 1992. Desafiando la idea de la naturaleza tropical como un recurso, una imagen o un mero estereotipo, PLANTASIA OIL Co. asimila así las ruinas petromodernistas, proponiendo a cambio la posibilidad de resiliencia de las plantas y un reflorecer múlti-especies. Es así que el proyecto de exhibición puede entenderse como una iniciativa de investigación que junto con la Clínica Ambiental explora archivos e historias visuales sobre transformaciones en la tierra, deforestación, incendios y destrucción. Es decir, mientras se discute de extracción petrólera y deforestación, subsisten múltiples relaciones complejas que posicionan la actividad extractivista vis-á-vis al contexto local.
En Ecuador, la extracción petrolera no solo ha tenido un impacto en el medio ambiente, la salud y el bienestar de las comunidades originarias, ha jugado también un papel importante entrelazando relaciones de poder entre el Estado, las corporaciones y los grupos indígenas en medio de un sistema de complejos intereses. Si bien Ecuador ha estado extrayendo petróleo desde finales del siglo XIX en varias partes del país, incluido el Océano Pacífico, no fue hasta 1960 que encontraron su mayor reserva de petróleo en la Amazonía. Este descubrimiento marcó un importante año ya que significaría el comienzo del primer “boom petrolero” de la nación. La extracción masiva de petróleo, dirían algunos, catapultó al país a décadas de prosperidad económica y modernización. A pesar de que el “boom petrolero” técnicamente solo duró hasta la década de 1990, la era del petróleo determinó gran parte de la construcción de la identidad de la nación. Desde el inicio de la explotación de petróleo, corporaciones transnacionales han extraído más de dos billones de barriles de crudo de la Amazonía ecuatoriana y han creado miles de millones de galones de aguas hervidas, gas y petróleo que han sido arrojados en el medio ambiente. Para dar un ejemplo, según un estudio realizado por el Gobierno de Ecuador en 1989, los derrames de las líneas de flujo que conectan los pozos con las estaciones estaban vertiendo aproximadamente 20,000 galones de petróleo cada dos semanas. (San Sebastián, M. and Hurtig, A.K, 2004, p. 205-211).
Es por eso que, al pensar a contrapelo del Estado nacional y de la modernidad, el jardín contenido en PLANTASIA OIL Co. de Balseca, si bien ponen de manifiesto la estrecha relación entre la biodiversidad amazónica y la industria petrolera, proporcionan, no obstante, otra forma de relacionarse, en cualquier lugar, con paisajes en decadencia. Al ofrecer una forma de jardinería que también cuestiona la narrativa misma de la destrucción, el carácter heterotópico de la instalación permite una alternativa a lo natural que no la idealiza como una expresión de un “desierto indómito”. Siendo un jardín que necesita ser plantado y cuidado durante el transcurso de la exposición, esta heterotopía en medio de extensiones urbanas y ruinas modernas, nos invita a inclinarse, a trabajar, a cuidar, y a apreciar la naturaleza fugaz del entorno que nos rodea. En ese sentido, el Archivo Visual Amazónico sirve como testimonio y memoria de las devastadoras consecuencias de las utopías creadas por el hombre. En conjunto, no obstante, la yuxtaposición de ambos pondera la capacidad destructiva del hombre contra la igualmente poderosa capacidad de la naturaleza para adaptarse y prosperar, aunque estos procesos no quieran necesariamente coincidir con las temporalidades, necesidades y/o escalas humanas.
Referencias
- Arnold, David. “Riquezas ilusorias”: Representaciones del mundo tropical, 1840-1950.” Revista de Geografía Tropical de Singapur 21, no. 1 (marzo de 2000).
- Foucault, Michel. “De otros espacios”. Diacriticas 16 (primavera de 1986): 22-27.
- Stepan, Nancy Leys. Retratando la naturaleza tropical. Londres: Reaktion Books, 2001.
- San Sebastián, M. y Hurtig, A. K.: “Explotación petrolera en la cuenca amazónica del Ecuador: una emergencia de salud pública”. Revista Panamericana de Salud Pública. 15, no. 3 (2004).
- Lyall, A. y Valdivia, G. “Los enredos de la extracción de petróleo y la sostenibilidad en la Amazonía ecuatoriana”. En Medio Ambiente y Sostenibilidad en un mundo globalizado. Londres: Routledge, 2019.
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Archivo Visual Amazónico
“El Archivo Visual Amazónico, del extractivismo al antropoceno” nace de un interés por la Amazonía y su historia a través de las imágenes fotográficas que este espacio ha posibilitado. Se nutre de archivos privados, los cuales tienen orígenes diversos, como organizaciones ecologistas y de Derechos Humanos que han documentado el avance de las industrias en la región, álbumes familiares y proyectos visuales que desde el arte nos ofrecen miradas sobre la selva.
El AVA busca ser un puente para crear diálogos entre la Academia, las luchas ambientales y el arte, no necesariamente en ese orden, que nos permitan construir un sentido común de memoria y horizonte político sobre nuestra relación con eso que desconocemos, pero llamamos Amazonia… (Elena Galvez, Historiadora por la UNAM, México; Socióloga y candidata a PhD en Historia por Flacso, Ecuador).
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Adolfo Maldonado / Clínica Ambiental. Piscina de residuos reparada, Chone 1, Lago Agrio, Sucumbíos, c. 1987 – 1992. Cortesía: Archivo Visual Amazónico, 2020.
Adolfo Maldonado / Clínica Ambiental. Letrero de Texaco en la calle González Suárez, Quito. 1992. Cortesía: Archivo Visual Amazónico, 2020.
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Selección de publicaciones
El petróleo ecuatoriano y la miseria nacional. Ing. Julio C. Granja. Editorial Universitaria. Quito, 1960. Cortesía Biblioteca Germánico Salgado Peñaherrera. © Fotografía: Martina Alvarez Orska, 2021.
Techniques of Petroleum Development. United Nations Editorial. New York, 1962. Cortesía Biblioteca Germánico Salgado Peñaherrera. © Fotografía: Martina Alvarez Orska, 2021.
Problemas petroleros ecuatorianos. Rodrigo Cabezas. Editorial Voluntad. Quito, 1968. Archivo del artista. © Fotografía: Martina Alvarez Orska, 2021.
El festín del petróleo. Jaime Galarza. Ediciones Solitierra. Primera edición. Quito, 1972. Archivo del artista. © Fotografía: Martina Alvarez Orska, 2021.
El festín del petróleo. Jaime Galarza. Ediciones Solitierra. Segunda edición. Quito, 1972. Archivo del artista. © Fotografía: Martina Alvarez Orska, 2021.
El ingreso del Ecuador a la OPEP. Gustavo Jarrín Ampudia. Ministerio de Recursos Naturales y Turismo. Quito, 1972. Archivo del artista. © Fotografía: Martina Alvarez Orska, 2021.
Código de Trabajo Con las Últimas Reformas y Ley de Hidrocarburos Con sus Reformas y Anexos. Editora Cirjue. Quito, 1973. Cortesía Biblioteca Germánico Salgado Peñaherrera. © Fotografía: Martina Alvarez Orska, 2021.
El festín del petróleo. Jaime Galarza. Editorial Universitaria. Tercera edición popular. Quito, 1974. Archivo del artista. © Fotografía: Martina Alvarez Orska, 2021.
El Petróleo. Julio César Granja. Editorial Universitaria. Quito, 1976. Cortesía Biblioteca Germánico Salgado Peñaherrera. © Fotografía: Martina Alvarez Orska, 2021.
El festín del petróleo. Jaime Galarza. Escuela Superior Politécnica del Litoral. Cuarta edición popular. Guayaquil, 1980. Archivo del artista. © Fotografía: Martina Alvarez Orska, 2021.
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Portada: Adrián Balseca. Vista general de la instalación, N-24 Galería. Jardín I (PLANTASIA OIL Co.). 2021. Fotografía: Martina Alvarez Orska, 2021.
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