Written by 10:49 Escritura y práctica de artistas • One Comment

Horizonte invisible (texto de artista)

Muro desnudo
Site specific, 2014.

I miss you
Pintura fluorescente sobre lienzo, 150 x 90 cm, 2014.

Horizonte invisible
Instalación, clavos e hilo pintado de blanco, 2013.

The days
Pegatinas blancas sobre el muro, corresponden al numero de días de vida del artista, 2014.

The days
Pegatinas blancas sobre el muro, corresponden al numero de días de vida del artista, 2014 (detalle)

Altura de personas que no se conocen
Madera pintada de blanco, 178 y 185 x 10 x 10 cm, 2014.

Crimen perfecto
Piedra sumergida en el Río Guaíba y copia de dicha piedra en resina, 2013.

Narciso
Globos llenos de helio y aire, 2013.

Perfect lovers
Copas de cristal y concreto, 2014.

Por Anthony Arrobo

Mi estado natural de creación es un proceso rápido y muy intenso, las ideas a partir de ahí se destilan en un objeto o experiencia. Por lo general, las ideas nacen como una sensación muy fuerte, sin dimensionalidad, pero en un momento posterior ellas cobran vida propia. Se alejan. Finalmente, puedo ver algunas de mis obras con cierta distancia y comenzar un diálogo conmigo mismo.

He pensado en hacer un performance en una cueva, decir una frase que sólo exista para mi, como el árbol que cae en medio de la nada y que nadie escucha. En mi trabajo algunas obras juegan con esa idea: una frase pintada en un lienzo blanco que sólo puede ser percibida cuando la oscuridad invade el espacio; o una línea de hilo que desaparece dejando sólo su sombra en la pared. A veces mis obras son difíciles de percibir, invisibles, y lo que quieren es un acercamiento profundo y desafiante que permita ver la magia que lleva cada una.

En mi práctica tengo un apego a trabajar con elementos “propios” del cubo blanco, y pensando en esto un dia me fijé en un muro de una galería: me interesó develar su vida. Así como el espacio arquitectónico nos define y modifica nuestros modos de hacer y pensar, ellos tienen una memoria no visible que sedujo mi curiosidad y me hizo querer descubrirla. En algún momento construí un ventanal que me permitió ver la temporalidad del espacio y adentrarme en su historia. Ustedes se quedarán con la memoria de ver por ese umbral, pero en el espacio también permanecerá mi huella en cada nueva grieta y en cada nuevo agujero recubierto por yeso: mi memoria queda bajo la piel de esos muros.

He reflexionado también sobre la temporalidad poniéndome como objeto de estudio: quería hacer visible los días que mi vida ha marcado y sigue marcando. Inicié un mural que estará en permanente construcción e iré señalando cada nuevo día, como si tratase de crear un firmamento que terminará el último día de mi vida. En esta lucha de representar mi tiempo, los puntos blancos que conforman la obra se multiplicarán con el paso de los días. Sé que perderé la batalla, pero es un objetivo que retomaré en cada espacio donde sea exhibida esta pieza.

El tiempo también se puede marcar por las personas que conoces. Dos personas que no están aquí para mi están presentes; o, al menos, el espacio que simboliza su presencia. A estas dos personas que no se conocen entre sí yo las imagino sin sus capas culturales, compartiendo una misma escala de valor, encontrándose.

Estas ideas se sintetizan en objetos transparentes, como cosas invisibles, siempre vamos a notar su presencia por las sombras que manifiestan, así como lo intangible deja huella… “lo esencial es invisible a los ojos”.

Nota: Texto escrito a partir de la exposición “No image is available” realizada en la Sala Gaspar de Barcelona.

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