El proyecto “Mal” de Gabriela Serrano constituye un proceso de autoexploración subjetiva del cuerpo, los afectos, las historias personales, los espacios íntimos, los recuerdos de la infancia… El aliento feminista que anima su obra tiene como contexto la avanzada de un movimiento social que cuestiona la cultura heteronormativa y patriarcal que se impone en la sociedad ecuatoriana, y que tiene como consecuencias distintas formas de violencia —física, simbólica, afectiva, emocional, epistemológica…— en contra de las mujeres y personas LGBTI+. El trabajo artístico de Serrano intenta ser coherente con el feminismo que profesa, sin recurrir a la imagen consigna, o a las retóricas del arte de denuncia social.
Aunque el trasfondo de sus obras sea una crítica al machismo, la sobrevaloración falocéntrica, la misoginia y la violencia de género, problemas sociales de larga data en nuestro país, los dibujos de Serrano manifiestan una indagación más intimista que lleva a pensar en cuán necesario es el proceso de autorreflexión crítica previo a la participación política en la arena social.
Esta propuesta comenzó a desarrollarse en el año 2015, luego de la primera muestra individual de la artista, titulada “Ella, yo & mi superyó”, la cual fue presentada en la galería Entelequia de Guayaquil (más información en el archivo de Río Revuelto).
Compartimos en Paralaje el texto curatorial de la exposición “Mal”, a cargo de Lupe Álvarez, y una selección de imágenes del proyecto presentado en Múegano Teatro entre diciembre de 2019 y enero del presente año.
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Gabriela Serrano. Perra. De la serie Memoria Episódica. Dibujo / cartón paja – bolígrafo, lápiz, liquid paper. Medidas varias (entre 21 x 29,7 hasta 29,7 x 42 cm) (2015 – 2019)
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Gabriela Serrano. Callejón. De la serie Memoria Episódica. Dibujo / cartón paja – bolígrafo, lápiz, liquid paper. Medidas varias (entre 21 x 29,7 hasta 29,7 x 42 cm) (2015 – 2019)
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MAL
Texto curatorial por Lupe Álvarez
La muestra MAL de Gabriela Serrano Soto acoge un largo proceso de toma de conciencia que desde el año 2015 viene fraguando su perfil estético. El proyecto tiene su anclaje en un arduo itinerario de despojo de ese lastre que una cultura patriarcal ha acumulado en la subjetividad femenina, deviniendo sólida estructura de sojuzgamiento, traduciéndose en culpa, dependencia afectiva, permanente desasosiego y toda suerte de complejos derivados de una percepción de inferioridad, o germinados en la insatisfacción de no estar a la altura del modelo femenino que el falocentrismo exalta.
La propuesta recorre al mismo tiempo un tramo de concientización ideológica y un desprendimiento. El ejercicio de elaborar esa saga de ideas y emociones y fijarla en el acto expresivo, constituye su meollo.
Se trata de un recorrido que enlaza la autoconciencia y la purga; una especie de repaso en primera persona de los efectos que tienen las presuposiciones sobre el “ser mujer”, abordados en un amplio diapasón de intensidades trasferidas al dibujo, cifradas en pequeños formatos a manera de apuntes o “mensajes subconcientes” —como ella misma les llama—. Son dibujos fruto de la impronta que el trazo demanda; creados en situación de urgencia y sin pretensiones de observar formalidades, pero aun con el sigilo de las historias que resguardan, se tornan emblemáticos y disparan sentidos que nos interpelan y afectan.
Un ímpetu obsesivo derrama vitalidad regeneradora dejando su seña en el trazo. Conjuro, liberación, capacidad de hablar con el gesto trocado en línea. El dibujo de esta artista sigue cultivando ese empaque de bitácora o diario personal que siempre le ha caracterizado. Apegado a la blanca superficie de la hoja y a los materiales más sencillos, su proceso trasunta un cuerpo viviente que purifica el trauma y lo eleva al plano de imagen.
La elección del espacio es fundamental. Y no se trata sólo de reconocerse en la militancia estética demostrada por el Muégano Teatro, o de la coherencia del tema con el proyecto Activando, que este grupo ya ha instituido. Apostar por una puesta en escena en clave teatral, buscando énfasis, efectos temporales, superposiciones u ocultamientos, tributa a esas zonas imprecisas donde los afectos se cruzan o detonan su tono sensitivo incitando a una experiencia que el cubo blanco rebajaría.
Hay que decir que este trabajo ha crecido parejo al compromiso de la artista con el feminismo, la causa social que mejor la representa. Serrano es de las que pone el cuerpo en la calle y milita en la sororidad. Ella es de las que hurga en las flojeras que podría tener su propio discurso reconsiderando su praxis en sintonía con la tarea de crecer como persona. Pero su proyecto estético, arraigado en la convicción política, tiene un valor que no reside en la declaración, ni añade contenido a las consignas. Se levanta en la potencia de estas imágenes estremecidas que rezuman fractura, incompletud, somatización del dolor, laceración, vacío, desconcierto. Allí se traslapan todas esas violencias que la artista ventila, nombra y clasifica permitiéndonos repasarlas en sus matices encontrando su matriz en ese MAL que a todxs nos aqueja.
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Gabriela Serrano. Dibujos de la serie Mal Nacidas. Dibujo / papel – bolígrafo, lapiz, liquid paper 29,7 x 21 cm (2015 – 2019)
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Gabriela Serrano. Dibujos de la serie Instinto Maladaptativo de Conservación. Dibujo / papel – bolígrafo, lápiz, liquid paper 29,7 x 21 cm (2015 – 2019)
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Gabriela Serrano. Dibujos de la serie Emergiendo del Río Escalda. Dibujo / papel – bolígrafo, lapiz, liquid paper 29,7 x 21 cm (2015 – 2019)
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Gabriela Serrano. Dibujos de la serie El retorno de Saturno. Dibujo / papel – bolígrafo, lápiz, liquid paper 29,7 x 21 cm (2015 – 2019)
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Gabriela Serrano. Dibujos de la serie La forma de las piedras. Dibujo / papel paja – bolígrafo, lápiz, liquid paper Medidas varias (2015 – 2019)
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Muy buena la propuesta de la artista, de esta manera pienso que el machismo empieza a tomar visibilidad de poco a poco en una sociedad donde continuamente se omite estos temas.