Publicamos un ensayo inédito de Susan Rocha sobre la obra Bitácoras de color de la artista Pilar Flores que formó parte de la exposición “Color, el conocimiento de lo invisible”, organizada por el Centro Cultural Metropolitano de Quito, en colaboración con Fundación Telefónica Movistar Ecuador y la Embajada de España en Ecuador, del 3 de diciembre de 2022 al 5 de marzo de 2023.
Esta muestra fue curada por María Santoyo y Miguel A. Delgado, quienes incluyeron obras artísticas, objetos y documentos de archivos y colecciones públicas y privadas: Museo Astronómico, Ministerio de Cultura y Patrimonio, Museo Jacinto Jijón y Caamaño, Centro Cultural Metropolitano, Fundación Estuardo Maldonado, Universidad Andina Simón Bolívar, Universidad Católica del Ecuador. Asimismo, se presentaron obras de artistas ecuatorianos, en diálogo con el concepto de la exhibición: Olga Fisch, Miguel Varea, Araceli Gilbert, Manuel de Samaniego, Estuardo Maldonado, Johana Alarcón, Pilar Flores, Juan Carlos León, Oswaldo Viteri y Jaime Andrade.
El texto de Rocha constituye una reflexión histórica y estética sobre el trabajo de largo aliento llevado a cabo por Pilar Flores, desde el 2010, en torno a sus Bitácoras de color.
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¿Por qué hay que abrir la tierra para habitarla?¹
Reflexiones sobre las Bitácoras de color de Pilar Flores
Por Susan Rocha
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[Los jardines] no imponen, como se suele afirmar, un orden a la naturaleza: más bien ordenan nuestra relación con ella.
Es nuestra relación con la naturaleza la que define las tensiones al centro de las cuales no se encuentra solamente el jardín, sino la polis humana como tal.
Robert Pogue Harrison, 2008, 48.
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Dentro de un cubo blanco, una mesa inmaculadamente nivea, ovalada y con vidrios nítidos coexisten años de reflexiones que engranan una práctica de yoga, un procedimiento docente, una comunidad académica, preguntas formales e investigaciones cromáticas que son el fruto de diálogos sostenidos alrededor del cultivo de un jardín urbano dentro de un campus universitario². A primera vista, las Bitácoras de color³ expuestas registran una metodología de investigación y creación artística polifónica. En estas se proponen y responden algunas inquietudes acerca de cómo se concibe el color en diversos contextos a través de la materialización de ensayos de tonalidades, pigmentos y luminosidad.
La obra se presenta en una doble dimensión óptica y háptica, pese a estar contenida en un cubo blanco, además de un elemento contemplativo, es un proceso que es necesario recorrer. Caminar alrededor de la mesa permite revisar varias instancias creativas y en el acto de mirarlas es posible crear una narrativa propia, según el punto de vista. Se trata de una mesa a la que se puede ingresar desde cualquier lugar, en ese sentido es una obra rizomática.
Pilar Flores. Bitácoras de color, 2023. Exposición “Color, el conocimiento de lo invisible”. Centro Cultural Metropolitano de Quito. Fotografía: Pancho Suárez.
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Pilar Flores, Bitácora de color, Pensamientos, publicada en El color como pensamiento. Fotografía: Gonzalo Vargas
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La forma ovalada de la mesa parece ser la mitad de una cinta de Moebius, que es un dibujo recurrente en Pilar Flores. Esto se podría interpretar como lo infinito, el juego eterno entre lo interno (subjetivo, inconsciente) y lo externo (apariencia, conciencia). Además de las bitácoras, la mesa posee objetos referenciales como postales, fotografías de obras de artistas ecuatorianas, pigmentos, artesanías, textiles, y otros que hablan de indagaciones acerca del color con referentes más allá del campo del arte.
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Pilar Flores. Bitácoras de color, 2023. Exposición “Color, el conocimiento de lo invisible”. Centro Cultural Metropolitano de Quito. Fotografía: Pancho Suárez.
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El lenguaje de la mesa se torna en una forma de escritura singular y semi circular que surge de la práctica creativa, artística y docente. La artista considera que dentro de su obra también se encuentran sus talleres y sus clases. En esta idea, está lejos de habitar un soliloquio, pues, entre otros, el artista conceptual uruguayo Luis Camnitzer ha propuesto una integración entre arte y educación a través de la búsqueda de sistemas de orden alternativos que se relacionen con la vida. Esta integración comprende al mundo de manera compleja para explorar lo aún desconocido, desde lo conocido. De hecho sugiere “el arte es educación y la educación es arte”⁴. Esta premisa puede además ser aplicada al jardín como una forma de organización alternativa, no racionalista que engrana todos los procesos que Pilar Flores presenta y que permite explorar lo cognoscible no solamente desde lo ya conocido, sino desde varias inquietudes que abren las posibilidades de expandir las formas de acercarse al color.
Tanto en la obra como en las bitácoras resulta evidente que se construyen conocimientos a través del arte y mediante los procesos colaborativos que van constituyendo una historia de las miradas posibles donde cada experiencia de la artista está inmersa en su contexto de producción. Invito a leer el presente texto que se divide en tres partes: el jardín como un (des)orden particular, las bitácoras de colores como registros de procesos y, finalmente, las herramientas intelectuales que las articulan.
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Pilar Flores. Bitácoras de color, 2023. Exposición “Color, el conocimiento de lo invisible”. Centro Cultural Metropolitano de Quito. Fotografía: Ananda Liz Jácome. Imagen tomoada del sitio web: https://pilarflores.org/bitacoras-de-color
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Pilar Flores. Bitácoras de color, 2023. Exposición “Color, el conocimiento de lo invisible”. Centro Cultural Metropolitano de Quito. Imagen tomoada del sitio web: https://pilarflores.org/bitacoras-de-color
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Pilar Flores. Bitácoras de color, 2023. Exposición “Color, el conocimiento de lo invisible”. Centro Cultural Metropolitano de Quito. Imagen tomoada del sitio web: https://pilarflores.org/bitacoras-de-color
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Pilar Flores. Bitácoras de color, 2023. Exposición “Color, el conocimiento de lo invisible”. Centro Cultural Metropolitano de Quito. Imagen tomoada del sitio web: https://pilarflores.org/bitacoras-de-color
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Pilar Flores. Bitácoras de color, 2023. Exposición “Color, el conocimiento de lo invisible”. Centro Cultural Metropolitano de Quito. Imagen tomoada del sitio web: https://pilarflores.org/bitacoras-de-color
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Pilar Flores. Bitácoras de color, 2023. Exposición “Color, el conocimiento de lo invisible”. Centro Cultural Metropolitano de Quito. Imagen tomoada del sitio web: https://pilarflores.org/bitacoras-de-color
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Abrir la tierra para habitarla: El jardín como un (des)orden
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Todo este proceso surgió al abrir un surco en la tierra para habitarla de plantas locales que permitan construir una mirada sobre el color desde una relación más horizontal entre lo humano y las naturalezas. En medio de intercambios se evidencia una fuerza biótica: tejer y engranar redes entre la tierra, las plantas, los animales que son interdependientes, por ello, alberga diversas aves e insectos. En un aparente (des)orden del espacio, que a primera vista no parece plantado, existe un criterio de selección de plantas medicinales locales donde colibríes y mariposas habitan la tierra. Este se realizó con apoyo de biólogos y considerando la ubicación del sol, las áreas de sombra y las afinidades entre plantas que pueden complementarse.
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Pilar Flores, Bitácora de color, Pensamientos, publicada en El color como pensamiento. Fotografía: Gonzalo Vargas
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En el (des)orden se encierra un orden vital que no es disciplinar, es más bien como la vida misma, sorprendente. Pilar en su experiencia con jardines explica que aunque las plantas se siembren de una manera específica, la forma en que estas crecen posteriormente es siempre un misterio. Por ello afirma que la vida es un milagro, pues no toda semilla que se coloca dentro de un surco termina germinando. Los arbustos nativos del jardín ubicado en el campus universitario poseen flores discretas de tamaño. Requieren un espacio para detenerse y observar para encontrar sus colores. La artista vive rodeada de un mundo vegetal y agrega que siempre tuvo una relación intuitiva con este, que le permite saber qué sienten, cómo se acompañan, qué necesitan o cuando una planta está invadiendo el espacio de otra⁵.
Las naturalezas y, dentro de ellas, lo humano, comparten una declaración de fragilidad y finitud, propia de la vida que requiere de cuidados constantes. El jardín como el transcurrir del tiempo, es un espacio contingente de incertidumbre. Por ello, siguiendo las ideas de Pogue Harrison, este espacio ordena una relación entre lo humano y la vida no humana⁶; donde en un aparente caos no prima el criterio de belleza sino de las condiciones de sol, sombra y lluvia que las plantas necesitan para vivir.
En su libro El color como pensamiento, Pilar explica que hay tres jardines involucrados en el proyecto, uno ubicado en una terraza de La Gasca (su casa), otros jardines de lluvia elaborados con estudiantes cuya finalidad es crear conciencia acerca de la necesidad de cuidar el agua y el tercero está ubicado en el campus universitario. Considera que, “el cultivo de los jardines inicia con la investigación contextual de la fragilidad de nuestra tierra frente al acelerado crecimiento de las ciudades (…) Los jardines se convierten en una estrategia de acción para conservar y proteger las plantas nativas”⁷.
El jardín constituye, además, una metodología pedagógica que Pilar aplica en el aula. Sigue las ideas de Gopnik, quien explica que hay dos formas de enseñar, la del carpintero que talla la materia para darle una forma precisa y la del jardinero que en cada planta reconoce las necesidades y diferencias, es más, anota que es relevante cuidar amorosamente del otro⁸. En este sentido, se trata de una educación pensada desde la diferencia. Gopnik advierte la incertidumbre de esto:
Lo que sucede cuando trabajamos en un jardín es que proveemos espacio para que otras criaturas […] crezcan y prosperen. No podemos anticipar qué es lo que sucederá. Es un hecho comprobable en la experiencia, que la mejor manera de cultivar un jardín es creando un ecosistema donde situaciones inesperadas suceden, sobre las que no podemos hacer predicciones. Este tipo de sistemas se adaptan mucho mejor al cambio y a la variabilidad⁹.
En el caso de Pilar, el jardín además explora el crecimiento e interrelaciones naturales, pues no se ha organizado como un espacio geométrico. Dentro de este proceso se dan transformaciones constantes donde se aprecia una biodependencia entre fauna y flora. Las exploraciones formales y cognitivas que allí acontecen no tienen que ver con la mirada decimonónica del viajero que buscaba realizar una taxonomía que ingrese en el mundo positivista de la ciencia, en su lugar, busca ahondar en las subjetividades. Junto a Roberto Vega explica los vínculos entre dimensiones, como “capas dentro de cada ensamble, que se comunican a través de estructuras y tejidos que las atraviesan”¹⁰.
Un jardín es entonces “un sistema complejo que manifiesta una red de relaciones y dimensiones”¹¹. No es un espacio estructurado a través de trazos matemáticos, sino un dejar brotar la tierra de forma mucho más espontánea, percibiendo las interrelaciones de convivencia y mutua dependencia entre seres vivientes. Allí se construyó un lugar social y simbólico de creatividad y formas de interrogarse como participante ¿cómo pensar el color?, ¿qué puedo aportar desde mi experiencia a estas reflexiones sobre el color?, ¿con qué preguntas interrogar al color? ¿qué palabras colocar a las sensaciones que este provoca? En este sentido, el jardín podría ser visto como un sistema de aprendizaje vivencial y orgánico.
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Pilar Flores. Bitácoras de color, 2023. Exposición “Color, el conocimiento de lo invisible”. Centro Cultural Metropolitano de Quito. Imagen tomoada del sitio web: https://pilarflores.org/bitacoras-de-color
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Esta forma de mirar el jardín está atravesada por años de meditación dentro de la práctica de yoga, que lejos del binarismo que en apariencia posee encuentra que los opuestos se complementan como en la filosofía zen. Otro anclaje al yoga es la comprensión del color a través del cuerpo, no solo de la visión, sino desde todos los sentidos, por ello, podría preguntarse ¿qué sabor tiene el rojo? ¿a qué huele el azul? o ¿cómo suena el negro? Junto a Vega, Pilar encuentra que existe una relación de la tierra como materia táctil con el transcurrir del tiempo, la luz (montaña-iluminación) y la oscuridad (caverna-misterio). Entre estos opuestos, el color aflora como representación de la diversidad desde que permite conectarse con otros incluso temporales¹², como acontece con el análisis del color en la arqueología.
El jardín, además de ser el centro de varias reflexiones de las Bitácoras de color posee una señalética que da cuenta de procesos de investigación sobre los usos medicinales y alimenticios de las plantas allí sembradas, como una invitación a integrarlas a la vida de quienes transitan por allí. Todo esto también se aprecia en las bitácoras a través de narrativas espaciales y cromáticas que presentan estos procesos.
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Las bitácoras de color como registros de procesos
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Pilar Flores. Bitácoras de color, 2023. Exposición “Color, el conocimiento de lo invisible”. Centro Cultural Metropolitano de Quito. Fotografía: Pancho Suárez.
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Pilar Flores, Bitácora de color, Pensamientos, publicada en El color como pensamiento. Fotografía: Gonzalo Vargas
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Azul, magenta, celeste, violeta, amarillo, verde, blanco y varios grises cromáticos fríos son colores que han sido tomados de una de las plantas nativas que aún habitan la región andina, el ashpachocho-allpatauri más conocido como chochillo. No es casualidad que un estudio cromático de la botánica local sea parte integral del diseño que Gonzalo Vargas realizó para el libro digital El color como pensamiento que recoge ocho años de reflexiones y prácticas sobre las complejas intersecciones entre arte, pedagogía, naturaleza y vida de Pilar en su labor como creadora visual y docente.
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Pilar Flores. Bitácoras de color, 2023. Exposición “Color, el conocimiento de lo invisible”. Centro Cultural Metropolitano de Quito. Fotografía: Pancho Suárez.
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Este libro de artista es al mismo tiempo una bitácora de múltiples ideas, voces, manos y pasos que interconectan diferentes temporalidades, espacios y sensaciones alrededor del color. Navegar en sus páginas nos permite ver tanto las indagaciones y el proceso creativo de la docente y sus estudiantes, así como algunas investigaciones acerca del color y el estudio cromático detallado de obras de arte, arqueología y naturaleza con las cuales dialoga.
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Pilar Flores, Bitácora de color, Pensamientos, publicada en El color como pensamiento. Fotografía: Gonzalo Vargas
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Las bitácoras contienen tanto al objeto de estudio que es el color, como al entorno geográfico y simbólico desde donde se enuncian. Al verlas es fácil imaginar los diálogos que las produjeron. En estos cuadernos de trabajo se reinterpretan la cromática de fiestas populares, artesanías, frutas, plantas y otros elementos que son desdibujados, despintados o repintados descomponiendo y, a veces, variando la intensidad de la luz y la gradación del color.
Es decidor que las preguntas se encuentren escritas con lápiz, que es un material borrable, denotando que las mismas poseen respuestas temporales y transitorias en los trayectos de cada miembro del grupo. En este caso, el material habla del carácter procesual de la obra y de sus posibles puestas en escena, al tiempo que nos interpela como visitantes a pensar en otras respuestas también temporales y transitorias.
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Pilar Flores, Bitácora de color, Pensamientos, publicada en El color como pensamiento. Fotografía: Gonzalo Vargas
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Las bitácoras artísticas registran lo procesual y de alguna forma conectan las inquietudes que surgen alrededor del color con la forma de concebir el mundo de quienes las realizan. Estas permiten generar constantemente nuevas observaciones al profundizar de forma distinta en el tema y llevarlas asiduamente como un lugar de reflexión e incluso de especulación. Estas tienen un desarrollo abierto, vivo y, por ende, cambiante. Es así que para la artista “están entrelazadas por la mirada y las preguntas. Dentro de sistemas complejos, abarcadores y siempre en movimiento, cada mirada condiciona las elecciones en un campo de enormes posibilidades, y genera constantemente nuevas preguntas en los procesos creativos”¹³.
Al concluir los procesos de enseñanza-aprendizaje, las bitácoras permanecen como fuentes para el análisis histórico, artístico, estético, semiótico o de otro tipo. Asimismo, muchos de estos cuadernos de estudio han servido para impartir clases de arte o adentrarse en los procesos más subjetivos e íntimos de los artistas, pues estas pueden operar como un diario libre de pensamientos, trazos y apuntes.
Ahora, que ha sido exhibida nuevamente su obra, Pilar se encuentra jubilada. Aunque sus bitácoras no crezcan, mediante la selección de páginas y preguntas, el sentido de lo expuesto puede variar. Es así que en el marco de una exposición sobre el color¹⁴ que incorporó a artistas ecuatorianos, Pilar expuso sus Bitácolas de color con una selección de elementos cromáticos no eurocéntricos recurriendo a la herencia cultural latinoamericana conformada por ejercicios cromáticos.
Al preguntar a la artista afirma que el color es un símbolo de diversidad, pues, todos sin excepción son bellos, útiles y pueden ser observados atentamente en sus distintas cualidades. Las bitácoras son formas de recoger los aprendizajes, porque obligan a dar una forma textual y visual a una investigación y permiten sistematizar las experiencias. Luego de años de docencia, ella quiso su propia bitácora de color, para anotar sus propias preguntas y reflexiones¹⁵. Así, da cuenta de los caminos creativos recorridos y de las herramientas intelectuales con las cuales cuenta para pensar el color.
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Pilar Flores. Bitácoras de color, 2023. Exposición “Color, el conocimiento de lo invisible”. Centro Cultural Metropolitano de Quito. Fotografía: Pancho Suárez.
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Las herramientas intelectuales ¿por qué hay que abrir la tierra para habitarla?
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Lectura es una palabra que debe escribirse en plural.
Roger Chartier
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Las lecturas que forman parte del mundo intelectual de la clase impartida por Pilar y que en cierta medida forman parte de la publicación El color como pensamiento¹⁶ dan cuenta de varias perspectivas holísticas de acercarse al color, que incluye reflexiones filosóficas, artísticas, arqueológicas, físicas, sus técnicas y a las tecnologías de extracción de los mismos en el mundo natural. Esto se evidencia, además, en el montaje dentro de la mesa donde se exponen la bitácoras de color con cuencos con pigmentos molidos expuestos, muchas veces provenientes de la arcilla o la piedra. –
Dentro del libro mencionado, un texto de Alexandra Sánchez-Polo proveniente de una exposición arqueológica habla de mecanismos y procedimientos de las sociedades originarias de concebir el color, las técnicas de extracción, la relación de la cerámica con los materiales existentes en un contexto específico, como arcillas más rojas, otras más blancas o más amarillas y los mecanismos de adhesión del color en este material. Estas reflexiones se encuentran acompañadas de dibujos de Pilar con secciones de lápices de color que sistematizan e interpretan este texto como una herramienta intelectual desde la cual comprender el color.
Otra parte del libro está conformada por un diálogo con El ojo y el espíritu de Merleau-Ponty, quien aborda la pintura desde la percepción sensorial. Pilar comparte la forma de situar a la pintura como un sistema de intercambios entre el cuerpo y la visión. Es más, resulta evidente que el título del libro proviene de la primera cita con la cual dialoga: “no hay visión sin pensamiento. Pero no basta con pensar para ver: la visión es un pensamiento condicionado, nace ‘con ocasión’ de lo que acaece en el cuerpo, es “excitada” a pensar por el cuerpo”¹⁷. Esta idea constituye en sí misma una herramienta intelectual de la clase, la obra y la publicación. La visión y el cuerpo se enlazan a través del movimiento que para el autor permite la visión tanto física como interior.
Flores resalta como Merleau-Ponty se refiere a la pintura como fruto de “los sistemas de lectura de la realidad, como la perspectiva, que son construcciones culturales y que responden solo a una forma de interpretar la realidad, en un momento histórico específico”¹⁸. En este sentido, el color es un pensamiento que se deriva de esta idea de concebir a la pintura como una forma de interpretación de la realidad, y esa interpretación se deriva de la posibilidad de interrogar el mundo.
John Berger, Martin Buber, José Luis Grosso, Luis Camnitzer y otros autores dialogan en el libro con preguntas como: “¿Sobre qué me estoy preguntando?, ¿cuál es mi pregunta?, ¿hay una pregunta? ¿Qué me interesa abordar?, ¿cuál es mi tema?, ¿tengo acaso un tema que he logrado identificar? ¿Cómo se articulan los diferentes elementos que estoy considerando en el proceso? ¿Cómo es mi proceso creativo? ¿Qué relación se establece entre teoría y práctica? y ¿cómo? ¿Hay siempre un problema al inicio? o ¿encuentro el problema a mitad de camino?”¹⁹.
En la introducción de El color como pensamiento, Flores y Vega se plantean varias preguntas sin respuestas únicas: ¿Cuáles son las preguntas que nos mantienen despiertos(as)? ¿Cómo releer las experiencias que nos trajeron hasta aquí? ¿Reconocemos los procesos que han provocado las correspondencias, los encuentros, los vínculos?” y otras que interpelan a los estudiantes que toman este taller, tales como, ¿desde dónde construyo la relación conmigo mismo?, ¿de qué manera activo la relación con los(as) otros(as)?, ¿cuál es mi rol en la comunidad que me acoge?, ¿qué aporto?, ¿qué es pensar en imágenes?, ¿cuál es la amplitud de las relaciones?, ¿cuáles son las preguntas que enlazan todos los elementos?, ¿cuáles son mis estrategias de aprendizaje? Se podría inferir que la clase consiste en ir construyendo colectivamente interrogantes, acompañadas de varias herramientas intelectuales que les permiten pensar en las múltiples posibilidades.
Las contestaciones de Pilar se articulan a la práctica de yoga ya que encuentra en la exploración del color tanto luz como oscuridad. Hablar con ella recuerda al Elogio de la sombra²⁰, que explora los enigmas de las tinieblas y penumbras, la opacidad y profundidad del vacío y el silencio como base de la estética japonesa que se contrapone a la búsqueda de lo espectacular y permite acceder a un mundo propio que surge de ese vacío. Los matices de la sombra permiten percibir ambientes sugerentes que se completan con la intuición y reflexión del espectador.
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Pilar Flores. Bitácoras de color, 2023. Exposición “Color, el conocimiento de lo invisible”. Centro Cultural Metropolitano de Quito. Fotografía: CCM
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También se observa a Pilar lectora en una bitácora sobre Paulo Freire en la cual resalta dos preguntas del educador: “¿Cómo se transforman los estudiantes al conocer el material que presenta el profesor en clase? ¿Cómo cambian en lo que respecta al estudio y a su participación en la sociedad?”²¹. Este diálogo implica pensar en el potencial emancipador de la educación, cuando quienes estudian reconocen: “su responsabilidad en el proceso de aprendizaje. Seres empoderados que piensan y hacen, son agentes de cambio. El docente se transforma en el aula tanto como el estudiante (…) y colaborativamente dan vida al objeto de estudio”²². En este caso, el objeto de estudio es el color junto a la luz y la sombra que lo hacen visible y a las preguntas que lo hacen cognoscible.
Acerca de Sociedad sin relato de García Canclini, Pilar reseña un arte latinoamericano diseminado que no logra articularse y en las huellas de lo ingobernable. En ese sentido, encuentra que el lugar del arte es el disenso crítico, la inmanencia y el lugar donde las fronteras se desvanecen²³. Asimismo, relata como llevaba reflexiones filosóficas sobre el color tomadas de Wittgenstein, escritas sobre papel y pedía a los estudiantes que seleccionaran algunas para sus bitácoras²⁴.
Estas preguntas se relacionan con el resultado formal donde se distinguen gamas de matices de colores colocadas en cuadrados debajo de varios ejercicios cromáticos que juegan con referencias del campo de la historia del arte. Existen trabajos sobre Paula Barragán y Aracely Gilbert que son deconstruidos para saber de qué manera ellas combinaron y compusieron los colores en sus obras, pero también, qué preguntas se hicieron, qué reflexiones estaban presentes en sus búsquedas. Hay un diálogo con la historia del arte que permite revisar las formas desde intereses presentes, y no receptar pasivamente su trayectoria.
El libro mentado contiene una entrevista que Pilar realiza a Paula Barragán acerca de las técnicas, procedimientos, quien narra cómo inició con el collage, pasó al grabado, al óleo y luego a lo digital. Explica que siempre parte de un boceto, que experimentando con papeles llegó a algo muy cercano a una serigrafía. Más adelante, toma elementos de la autobiografía de la obra de Paula Barragán, tales como: “Para mí el dibujar se convierte en una manera aguda de mirar la vida, una herramienta poderosa de exploración, un pincel que inventa, interpreta, recuerda, describe, marca, analiza…”²⁵.
En la clase de Pilar es evidente que “la duda abre la posibilidad de establecer nuevas relaciones y éstas se tejen; viene el cambio y el proceso se inicia otra vez con una dirección que posteriormente, cambia de rumbo”²⁶. Este camino permite identificar intereses en temas, colores, formas que se acompañan de estas lecturas como herramientas intelectuales que acompañan a pensar en imágenes y a través de imágenes. “Finalmente los(as) estudiantes identificaron sus referentes tanto filosóficos, como teóricos, literarios o visuales. El punto fue reconocer ¿dónde estoy?, ¿qué me interesa?, desde mis propios talentos y potencialidades ¿hacia dónde puedo ir?”²⁷.
De igual forma, la experiencia de la artista de más de veinte años dentro del proyecto Arteducarte²⁸ permea su forma de enseñar, pensando en corrientes de educación popular y no formal que se derivan en ejercicios de educación formal. Para Pilar, esta ha sido una experiencia extraordinaria de exploración donde han trabajado artistas de diferentes campos con espacios para elaborar sus propias preguntas con talleres que llevan a auto-interrogarse²⁹. Su forma de concebir a la educación deposita la “atención en otra forma de mirar, de comprender y de implicarnos en el aula, se trata de un aula inestable que está abierta a la diversidad y a recibir lo que cada uno(a) trae; apostamos por una construcción colectiva, en la que hay un crecimiento inesperado y en la que la acción común potencia la experiencia”³⁰.
Siguiendo a Perel habla de la intuición como una forma de conocimiento que no está mediada por la razón y “nos permite movilizarnos entre la incertidumbre y las certezas”³¹.
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Pilar Flores, Bitácora de color, Pensamientos, publicada en El color como pensamiento. Fotografía: Gonzalo Vargas
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Numerosos talleres se han realizado dentro del contexto de Bitácoras de Color. Así, el Taller de Exploraciones Cromáticas al que se refiere María Consuelo Tohme, directora de Arteducarte, en su artículo dentro del libro³². Este fue creado colectivamente por el equipo Con-Sentidos y partió de un mito quechua sobre el origen del color. Sobre este, Dayana Rivera rememora su participación y percepción del sonido de cuencos tibetanos, una paila de bronce donde flotan pequeñas velas encendidas, el fuego formando estrellas y constelaciones, los cuerpos operando como dibujos móviles. Sobre los resultados, explica que “en la oscuridad se toma consciencia de que para ver algo es necesario direccionar la luz y la atención hacia ese lugar” donde se produce desde una pedagogía de la incertidumbre³³. Esta descripción claramente responde a una herramienta intelectual que tiene raíz tanto en la filosofía oriental como en procesos artísticos relacionales.
El núcleo del proceso de enseñanza-aprendizaje está en las relaciones que son imperceptibles al ojo humano, pero que están sucediendo. Esto tiene mucho que ver con la exploración de la relación con la luz, tomar consciencia de que las ondas de luz están viajando constantemente de un lugar a otro y que las conciencias se encargan de otorgarle sentido a esos movimientos³⁴.
Es decidor que el proceso educativo de Pilar se encuentre en las relaciones que es posible articular alrededor de un objeto de estudio, pues esto implica un tiempo de investigación que tiene una entrada común, pero que puede tener múltiples e inciertas salidas. Abrir el camino para esa incertidumbre es un gesto pedagógico que permite que todes quienes habitan la clase puedan aprender desde sus propios intereses.
En síntesis, para la artista, “el estudio de otras voces, sabiendo que son otras, eventualmente nos acercará a descubrir la nuestra, para desde allí, ir nuevamente hacia el encuentro de lo colectivo en un movimiento elíptico, en el que lo individual y lo colectivo se entrecruzan permanentemente”³⁵. Así, su propuesta es “investigar resolviendo problemas visuales”³⁶. Al pasar el tiempo se mira en todo se cultiva dentro del transcurrir del tiempo, Bitácoras de color contiene las bitácoras, los artículos que conforman el libro El color como pensamiento, los talleres, jardines, una página web y exposiciones que poseen vida propia.
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Pilar Flores. Bitácoras de color, 2023. Exposición “Color, el conocimiento de lo invisible”. Centro Cultural Metropolitano de Quito. Fotografía: Michael Blanchard. Imagen tomoada del sitio web: https://pilarflores.org/bitacoras-de-color
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Notas
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- El título de este ensayo proviene de Amérida, Volumen primero, 1967.
- Proyecto desarrollado dentro de la carrera de Artes Visuales de la Facultad de Arquitectura, diseño y artes de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), sede Quito.
- Curada por María Fernanda Cartagena.
- Proyecto tablero, 2017.
- Entrevista personal con la artista, 2023.
- 2008, p. 48.
- Flores. P. (2021). “Jardines”. El color como pensamiento. Quito. FADA. PUCE. p. 3-4.
- Gopnik, A. (2019). “The Evolutionary Power of Children and Teenagers”. Traducción realizada por Pilar Flores y Roberto Vega a la entrevista realizada a Alison Gopnick por Krista Tippett en On Being. Recuperada de https://onbeing. org/programs/alison-gopnik-the-evolutionary-power-of-children-and-teenagers/, el 26 de abril de 2020 y publicada en Flores. P. Vega. (2021). “Aprendizajes para la convivencia”. El color como pensamiento. Quito. FADA. PUCE. p. 6.
- Gopnik, A. (2019). “The Evolutionary Power of Children and Teenagers”. Traducción realizada por Pilar Flores y Roberto Vega a la entrevista realizada a Alison Gopnick por Krista Tippett en On Being. Recuperada de https://onbeing. org/programs/alison-gopnik-the-evolutionary-power-of-children-and-teenagers/, el 26 de abril de 2020
- Flores. P. Vega. R. (2021). “Creación: Movimiento y relación”. El color como pensamiento. . Quito. FADA. PUCE. p. 19.
- Flores. P. (2021). El color como pensamiento. Quito. FADA. PUCE.
- Flores. P. Vega. R. (2021). “Correspondencia. Introducción al proyecto bitácoras de color”. El color como pensamiento. p. 7-9
- Flores, P, (2021). en línea: http://pilarflores.org/bitacora.html
- “Color: El conocimiento de lo invisible” es una exposición gestionada por Telefónica y acogida en el Centro Cultural Metropolitano, donde se incorporó arte y visualidades ecuatorianas de diferentes épocas
- Entrevista personal, 2023.
- Flores P. Vega. R, (2021) El color como pensamiento. Quito, FADA. PUCE. El libro recoge la experiencia de las bitácoras de color, una conferencia sobre el color en la arqueología, así como, la voz de Pilar como lectora.
- Merleau-Ponty (2013). p. 42.
- Flores. P. (2021). “Merleau-Ponty”. El color como pensamiento. Quito. FADA. PUCE. p. 5.
- Flores. P. (2021). “Investigación artística”. El color como pensamiento. . Quito. FADA. PUCE. p. 5.
- Tanizaki. J. (1933-2021). El elogio de la sombra. Madrid. Siruela.
- Freire (2014). p. 139.
- Flores. P. (2021). “Paulo Freire”. El color como pensamiento. Quito. FADA. PUCE. p. 1.
- Flores. P. (2021). “Nestor García Canclini”. El color como pensamiento, . Quito. FADA. PUCE. p. 1.
- Flores. P. (2021). “Wittgenstein: color y lenguaje”. El color como pensamiento, . Quito. FADA. PUCE. p. 1.
- Barragan. P. Autobiografía. en Flores. P. (2021). “Fragmentos tomados de la autobiografía de Paula Barragán”. El color como pensamiento. . Quito. FADA. PUCE. p. 24.
- Flores. P. Vega. R. (2021). “Creación: Movimiento y relación”. El color como pensamiento. p. 20.
- Flores. P. (2021). “Investigación artística”. El color como pensamiento. Quito. FADA. PUCE. p. 20.
- Pilar Flores es parte de arteducarte desde hace 23 años. En sus propias palabras: Mi obra tiene una relación muy estrecha con todos los procesos educativos con niñxs y docentes de Arteducarte. He crecido en esos procesos a lo largo de 23 años. Han influenciado mucho en mi. Entrevista, 2023.
- Entrevista personal con Pilar Flores.
- Flores. P. Vega. R. (2021). “Aprendizajes para la convivencia”. El color como pensamiento. Quito. FADA. PUCE. p. 1-2.
- Flores. P. Vega. R. (2021). “Aprendizajes para la convivencia”. El color como pensamiento. Quito. FADA. PUCE. p. 5.
- Thome. M. C. (2021). “Transformación y procesos en constante construcción ”. El color como pensamiento. Quito. FADA. PUCE. p. 14-15. Se propuso como cimiento de la propuesta educativa del taller un mito quechua sobre el origen de la luz. De esta manera, se incorporó la cosmovisión andina como su principal narrativa.
- Rivera. D. (2021). El color como pensamiento. Quito. FADA. PUCE. p. 37.
- Rivera. D. (2021). El color como pensamiento. Quito. FADA. PUCE. p. 37.
- Flores. P. (2021). “Ejercicios a partir de la obra de Cézanne”. El color como pensamiento. Quito. FADA. PUCE. p. 1.
- Flores. P. (2021). “Ejercicios a partir de la obra de Cézanne”. El color como pensamiento. Quito. FADA. PUCE. p. 6.
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