La exposición “Rodando cabezas” de Pedro Gavilanes se realizó en Taller Maldonado del 3 de diciembre del 2021 al 12 de enero del 2022. Publicamos un texto por el artista y un registro fotográfico de la exposición y de las obras, cortesia de Tyrone Luna.
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Texto del artista
Frecuentemente se escucha esta frase apocalíptica como predicción a una situación trágica. Esta sentencia puede ser también una forma de expresión metafórica para librarse de un obstáculo. Si nos remontamos a otras épocas de la Historia Universal, recordaremos varias decapitaciones caóticas con espada, cuchillo, hacha y guillotina. En civilizaciones antiguas (romanos, sajones, celtas, entre otras) se creía que, al dar muerte por medio de la decapitación, se le quitaba hasta la identidad al individuo ejecutado, otorgándole un honor simbólico al rostro. En esta muestra, intento acercarme al género del retrato en la historia de la pintura, para así utilizarla como herramienta para elaborar varios conceptos e ideas que han rodado en mis etapas creativas. Combino labores y técnicas que he aprendido por tradición académica y familiar. Como consecuencia de este aprendizaje, pude desarrollar trabajos que satisfactoriamente sufren alteraciones, substituciones, insinuaciones o vilmente agresiones a las cualidades compositivas y a su lugar de montaje. Trato de situar las obras al contexto contemporáneo, donde al retratado se lo envilece, para y por medio de este recurso situarlos a las necesidades de cambio que la escena actual exige.
Hablar de los materiales que utilizo para ejecución de mis trabajos es también hablar de parte de mi historia personal, de mi cercanía con labores artesanales como la carpintería, las aplicaciones pictóricas industrial, las texturas y las veladuras; en sintonía con la escultura y los tratamientos varios de la figuración pictórica, complementadas con temas de la vida banal hasta llegar a producir visualidades de ritos mortuorios. En conclusión, estas combinaciones nos plantean conceptos opuestos que nos remonta a la teoría de Sigmund Freud, cuando definía a Eros como pulsión de la vida y Tánatos como pulsión de la muerte.